Érase una vez un Telepizza. Érase una vez una oferta fantasma. Érase una vez un montón de gente que había visto anunciar la oferta. Y la que se armó.
Pero nuestra historia tiene un final feliz, porque la oferta no existía en las tierras del reino. Y así todos felices. Espera, los que no comieron pizza al final no. Y los que tuvieron que currar más de la cuenta tampoco.
Moraleja: no te creas todo lo que ves por la tele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario